El adelantado de Segovia. Crónicas del Sentimiento. Antonio Madrigal es ese personaje irrepetible, atado a una carpeta con folios, con el que nos cruzamos muchos días; si no te ha saludado, no te ofendas, no te ha visto, va mirando para adentro, perfilando la próxima viñeta o el cuadro que tiene a medias, sobre el caballete.
Dibujaba de niño, en Melilla, recién terminada la guerra, llegó a Segovia con cinco años, publicó su primera colaboración a los quince, en la revista Don José, de Mingote. Después, se apuntó a una carrera de fondo, sin final: La Codorniz, Informaciones, Marca, Nuevo Diario, Telva, Interviú, El País… y, por supuesto, El Adelantado de Segovia, Tierra y El Cochinillo Feroz. Ahora, publica sus viñetas en el digital elacueducto2.com. Reivindica el valor de sus obras: “El arte y el trabajo deben pagarse dignamente”.
En Segovia, encauzó su vocación en la Escuela de Artes y Oficios; en Madrid, estudió Periodismo y se licenció en Derecho por la Complutense; volvió a Segovia, porque aquí estaba María, su musa, amante y compañera. Se casaron y llevan 51 años comiendo perdices. Tienen dos hijos. Uno se lo gana bien con los números, el otro pinta, hace collages y toca en bandas de rock.
Pintor, humorista gráfico, escritor, crítico de arte, diseñador de trazos propios… Antonio es incansable y fecundo, capaz de parir todos los días, sin repetir el mismo niño. Y lo mismo ilustra Meninas, con colores inconfundibles, que diseña una carroza con Baltasar sobre un león y nos deja a todos con la boca abierta. ¡Oh!
Si le pregunto por sus exposiciones, me dice que muchas, más de veinte, empezando por el Torreón de Lozoya y la Casa del siglo XV, de los hermanos Serrano, y luego Madrid, Barcelona… De las colectivas, destaca La Transición en tinta china, de la Biblioteca Nacional, con los mejores pintores del país. Si pregunto por sus cuadros, contesta que ha pintado cientos, muchos cientos; si le hablo de sus libros, dice que un “puñao”; tampoco lleva la cuenta de los dibujos y textos: miles, muchos miles.
-¿Cómo fue tu etapa en Madrid, Antonio?
-Apasionante, cada día y cada noche eran diferentes. La Codorniz congregaba a las mejores mentes del humor y la sátira en el tardofranquismo: Chumy Chúmez, Gila, Forges, Summer, Máximo, Juan Pita, Azcona… Algo se me pegaría entre tanto genio, pero Segovia era y es un imán. Una vez aquí, Álvaro de la Iglesia me reclamó con una buena oferta, y volví un tiempo.
-Y aterrizaste en El Adelantado.
-1973 ¡Qué época más intensa! Se palpaba el cambio y la democracia, a la que yo quería contribuir. A la dirección llegó Ángel Vilches, que estaba casi tan loco como yo, teníamos un redactor jefe culto y cabal, Ricardo Borregón, y pronto sintonicé con el editor, Carlos Herranz, hemos sido colegas muchos años. Las mejores fiestas de Navidad las he vivido en aquellos talleres de San Agustín, oliendo a tinta, entre las linotipias, con personas entrañables como Fernando Peñalosa, Matamala, Perico Torices, Mari Carmen, Pablo Pastor…
-Tampoco te aburriste en El Cochinillo Feroz.
-Imposible. ¡Vaya tropa!: Pepe Orcajo, Moncho Alpuente Quico, César Pérez, Ramón Ayerra… Salimos en 1999 y fue un clamor; se nos esperaba cada mes en los kioscos con entusiasmo, pero no las personas y entidades que se veían dibujadas. Es lógico, en España nos reímos mucho cuando el chiste es sobre otros, pero no si somos nosotros los aludidos. Fueron siete años gloriosos. ¡Una osadía!
-¿Con algún conflicto judicial?
-Ninguno. Recibimos algunas llamadas: insultaban y colgaban, y una carta anónima muy amenazante, que nos tomamos a broma.
-Ya tienes una edad, ¿cómo aguantas este trote?
-¡Bien! Me va la marcha y esto no es carga, es placer. Mientras tenga salud y algo que contar y pintar, bajaré cada mañana a este estudio de la Morería, donde estuvo la castiza pollería de San Millán. Si la inspiración llega, me pilla pintando.
-No tienes ordenador, ni móvil, ni guasap, ¿cómo puedes vivir así?
-Divinamente. No necesito esos inventos diabólicos, me basta con la radio y el periódico en papel, como Dios manda; cuando tomo un vino en el California, escucho las voces de la calle, por boca de los parroquianos.
-Pero tienes Facebook y más cosas.
-De eso se encarga María, mi ángel protector, que me cuida y resuelve las cosas prácticas, para las que yo soy muy torpe.
-¿Se reconoce María en las mujeres desnudas que pintas?
-No lo sabe. Shhh. No se lo digas, por favor. Se cree que son Marilyn Monroe Matarranz, la hembra más maciza de mis viñetas.
-Oye, ¿tú eres artista?
-Eso creo; si no, a cuenta de qué me ha aguantado el personal setenta años.
-¿Y eso del arte, qué es?
-Puede que sea lo que hacía aquí el pollero, cuando despiezaba un pollo y luego lo exponía con amor sobre el mostrador, para agasajar a sus clientas.
-No quites el cartel de la pollería, Antonio, que aquí pervive el arte del pollero.
Mientras tanto, a Madrigal le siguen lloviendo premios. Aquí menos, esta ciudad es bella, fría y seca; algún día, por mayo, lloverá en el huerto del artista y luego saldrá el sol; entonces, brotarán muchas flores y le entregarán un ramo por su trabajo inmenso, una caricia por retratar y divulgar tanto y tan bien a esta ciudad, y un abrazo majo por hacernos reír toda una vida.
Sigue así muchos años, compañero.
Es admirable la trayectoria de Antonio Madrigal. Una capacidad de trabajo difícil de superar. Entre muchos premios obtuvo El Premio de humor grafico Lorenzo Goñi. Primer premio patrocinado por la Excma. Diputacion de Jaen. Enhorabuena me siento orgulloso que me tengas entre tus amigos.
Gracias. Si tienes su amistad, tienes mucho, pues conozco pocas personas tan buena y humilde. Un abrazo.
Antonio…niño grandote, tan irresponsable como irreverente. observador comprensivo de casi todo pero incapaz de tragar con lo que no le gusta , que por suerte no es mucho.
Un genio en el que convive la bohemia con la laboriosidad y la constancia. Que aprecia que le paguen por su trabajo pero a la vez se harta a hacer cosas gratis. Amable con la gente pero intransigente con los plastas. Tan sencillo como complicado… pues eso: un genio.
Por esta vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo contigo, sobre todo en los detalles que yo no he tocado, porque para descibir a Madrigal son necesarias varias crónicas seguidas. Gracias.
Antonio Madrigal, genial en cuantos campos abarques.
El mundo contigo es mejor, más bonito y más alegre.
GRACIAS por tu dedicación que finalmente tantos disfrutamos.